lunes, 24 de marzo de 2014


Estoy sentado en mi escritorio con un papel en blanco mientras espero que empiece el partido, de hecho habrá terminado cuando leas mis palabras. Son las seis de la tarde y no sé ni dónde voy a ir a verlo, lo que sí sé es que lo veré. Sé que yo lo voy a ver pero sé que la mayoría de las miradas van a estar pendiente de lo mismo que yo.

Toca sentarse y esperar sólo un par de horas para saber la alineación, y es que muchos nos conformamos con empezar a saborear los veintidós nombres que después nos traerán el plato principal de la noche. Ese aperitivo ya les da a muchos para llenar tertulias, a otros nos sobra con ver cómo salen los equipos, qué lateral puede sufrir con las galopadas del extremo contrario o sobre qué delantero tienen que fijar su posición los centrales.

Después ya vamos oliendo como los cocineros -entrenadores- dan los últimos toques al plato, esos toques mágicos que dan el regusto simple para contentar a todos. Cuando empecemos a escuchar los soniquetes de los narradores en nuestros oídos pensaremos que ya sólo faltarán pocos minutos. Finalmente el árbitro dará el ok y todo empezará. Una sensación incalificable nos recorrerá a muchos por el cuerpo.

Cuando digo muchos, puede que me quede corto. Medios de casi todo el mundo se han desplazado hasta Madrid para hacer llegar a sus países lo que ocurra en el césped. Y es que aunque lo que pase en él será importante, creo que para mí puede ser algo trivial después de el carrusel de partidos de la misma talla en las últimas fechas. Yo prefiero fijarme es ese argentino que recorrerá miles de kilómetros para alentar a Messi, Mascherano o Di María. También está esa familia japonesa que sólo conoce de los jugadores lo que ha seguido por televisión pero aún así van a ver el partido sin miedo a animar al equipo visitante.

Lo mejor de los partidos importantes son las historias que les rodean. Por eso yo creo que voy a ir cerrando el texto que me voy a verlo finalmente con mis amigos.  

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jueves, 20 de marzo de 2014


No está siendo un trimestre fácil para el Arsenal. La eliminación de la Champions League a manos del Bayern era algo cantado desde el sorteo, pero el mal rendimiento en la Premier ha dinamitado parte de sus opciones de ser campeón inglés. Este bajón sufrido, sobre todo, en el mes de Febrero ha sido, en gran parte, por las sucesivas lesiones de jugadores importantes, especialmente las de Theo Walcott para el resto de la temporada y Aaron Ramsey, que entra y sale de la enfermería una media de 2'73 veces a la semana. A las bajas de los dos británicos se le ha sumado la de Mesut Özil para, al menos, otras tres semanas más. Por si fuera poco, se viene una serie de partidos complicada para los de Wenger: Chelsea en el Bridge, City en el Emirates y Everton en Goodison.

Ante las importantísimas bajas de los londinenses, un viejo rockero se ha erigido como líder absoluto de los suyos. Siempre suele coger su máximo nivel a estas alturas del campeonato y, para no perder la costumbre, este año no ha sido una excepción. Tomáš Rosický, "El pequeño Mozart", está siendo el faro que guía al Arsenal en el momento más duro de la temporada.

El checo encarna todos los valores que Wenger aprecia en un futbolista: talentoso, con un trato de balón exquisito, una visión de juego muy amplia, se deja hasta la última pizca de energía en el verde y es polivalente como el que más. Precisamente es su polivalencia la que está solucionándole muchos problemas a Wenger, ya que, aún siendo mediapunta,  puede actuar tanto en banda como acompañando al pivote defensivo o de mediocentro con recorrido. Por si fuera poco, el 7 es todo garra y corazón, además de tener una capacidad de liderazgo innata.

Este fin de semana anotó el espectacular tanto de la victoria ante los Spurs, sus rivales del Norte de Londres. Un gol tan extraordinario como identificativo del checo: carrera larguísima, buena combinación con Oxlade-Chamberlain y golpeo exquisito a la escuadra de Lloris. Al término del partido reconoció que, independientemente de lo que la gente piense, está convencido de que los suyos pueden alzarse, por primera vez en diez años, campeones de la Premier. No será fácil, mucho menos aún sin sus estrellas, pero 'Mozart' aún no ha compuesto su última sinfonía.

Álvaro Estévez (@alv_estevez)

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miércoles, 19 de marzo de 2014


Cuando se anunció la retirada de Sir Alex Ferguson nadie dudaba que sustituirlo sería un trabajo mayúsculo. Para esta tarea, el propio Sir Alex nombró a su sucesor, lo cual aparentemente debía suponer el respaldo suficiente como para que existiera paciencia prácticamente ilimitada con David Moyes. Pero hoy, 19 de Marzo, pocas horas antes del más que posible último partido de Champions del United en mucho tiempo, todos sabemos que no será así.

La situación de David Moyes es insostenible, lo era ayer, lo es ahora mientras cualquiera de vosotros lee este artículo, y lo será mañana con independencia del resultado del partido de vuelta contra Olympiakos (partido que, vaya por delante, creo que ganará y además remontando la eliminatoria).

No es sólo una cuestión de resultados, los cuales obviamente son nefastos, es principalmente una cuestión de sensaciones. ¿Por qué? Porque si bien muchos pueden alegar que la plantilla no es especialmente brillante, y que un año fuera del top-4 no es el fin del mundo, lo que nadie puede rebatir es que David Moyes se encuentra totalmente sobrepasado por el Manchester United. Además desde el primer día. Muchos esperaban que poco a poco fuese capaz de tomarle el pulso a la institución y adaptarse a su nueva realidad de técnico de equipo TOP europeo, pero no ha sido así, si a su llegada parecía algo asustado, ahora parece un hobre totalmente a la deriva.

Si algo caracterizaba al Everton de Moyes era que era un equipo con las ideas claras. Sabían a qué y cómo jugaban y les daba resultado. Si algo caracteriza al United de Moyes es justo lo contrario: no saben a qué juegan. Empezando porque no saben defender, ni de forma indivudual, ni como grupo; continuando porque el centro del campo es un solar, y finalizando porque últimamente ni siquiera son capaces de marcar goles, lo cual teniendo a Roney, van Persie y Mata en la plantilla es algo realmente meritorio.

Tácticamente Moyes se ha visto superado por tantos entrenadores esta temporada que es imposible enumerarlos a todos, y el problema no es que lo hagan Mourinho o Pellegrini, el problema es que lo ha hecho incluso el sustituto del sustituto del entrenador del Fulham.Si antes Old Traffotrd era un estadio temido, ahora es un lugar donde cualquier equipo considera un desastre no puntuar, y eso es sencillamente inadmisible.

Si bien la plantilla de Moyes no es una maravilla, su nivel no es muy inferior a ninguna de las grandes de la Premier, excepto obviamente la del City. La gran diferencia es que Moyes en ningún momento ha sido capaz de descubrir como hacerla funcionar. Nunca ha encontrado el esquema que la haga brillar. Nunca ha definido de forma clara cual es su equipo titular. Nunca ha conseguido motivar a los jugadores. Y sobre todo, nunca ha sido capaz de convencer a sus jugadores de que era capaz de ser su entrenador.

A dos meses del final de temporada, sólo un milagro en forma de Champions League puede salvar a David Moyes. Y si bien parece improbable que consiga ganar la Champions, aun parece más improbable que consiga conservar su puesto. Principalmente porque el United no necesita continuidad, necesita una revolución. Una revolución en forma de nuevos jugadores y sobre todo en forma de nuevas ideas. Y si algo ha demostrado David Moyes en estos 10 meses es que tiene pocas ideas, y las pocas que tiene no son especialmente novedosas. Por ello parece inevitable que después del último partido de Premier el United y Moyes comuniquen que se liberan mutuamente del compromiso contractual que les une. Porque no nos engañemos, sólo habrá alguien que se sienta más liberado con esa decisión que el United, el propio David Moyes.

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lunes, 17 de marzo de 2014


Justo en el año en que  parecía que peor se había reforzado el Liverpool, y tras una nefasta temporada, han ejecutado, contra todo pronóstico, una vuelta a la luchas por, si ya no el título liguero, del que a estas alturas aún no se le puede descolgar, sí a pelear por la Champions League.

Un Kolo Touré mayor y con muy poca regularidad en las últimas temporadas, un Aly Cissokho que venía de decepcionar durante el curso pasado en Valencia, un Thiago Ilori aún inmaduro, y gente como Luís Alberto, o Iago Aspas, con ninguna o poca experiencia en la élite, no invitaban precisamente al optimismo. Lo único salvable, quizás, la llegada de Mignolet.

Steven Gerrard envejece, sí, parece mentira, pero así es. Luís Suárez empezó sin poder jugar por su famosa sanción en liga, Sturridge era una incógnita, Coutinho no despegaba, y Sterling se quedaba atrás. Pero no, todo eso, todo lo malo que he dicho, se ha evaporado.

Ya sin Suárez, la temporada no empezó del todo mal, se ganaba contra los rivales pequeños, con los que antes en muchas ocasiones, como mucho, se tenía la suerte de empatar, y ahora ganaban sin demasiados apuros.

Con la vuelta de Suárez, además, empezó a crecer todo el equipo. Se acabaron los errores infantiles continuados en defensa. Se acabaron las complicaciones en ataque por falta de ideas de los jugadores de tres cuartos. Se acabó la falta de gol. Se acabó todo lo malo.

Solo faltaba un requisito, ganar a los de arriba, o al menos a algunos de ellos, y sí, con la victoria en Old Trafford, se acabó también este fantasma. Parece que el Liverpool, aunque no se acerca a lo que fue años atrás, pretende volver a serlo.


Brendan Rodgers es culpable, guste o no guste, de esta situación. Ha compactado un grupo muy sólido y ha logrado que los jugadores descontentos, lo den todo de nuevo por la camiseta del Liverpool. 

Jose Sousa (@Sousa_Murillo)

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viernes, 14 de marzo de 2014


La cantera del West Ham United es de las más productivas de Inglaterra. Quizá, a día de hoy, solo la del Southampton sea la que más jugadores ingleses o británicos en su defecto, saca a relucir cada semana en partidos de alta competición.

James Tomkins, Jack Collison y Mark Noble son los actuales talentos que han salido de las academias del club de Upton Park, y no hay que olvidar, claro que de ahí salió, por ejemplo, Frank Lampard, uno de los mayores talentos del fútbol inglés de la última década. Sin embargo, algunos jugadores que prometían mucho se han quedado estancados en categorías como League One, como nuestro protagonista.

Freddie Sears es el típico canterano que sueña toda la vida con jugar en su club, en el que tiene la suerte de estar, y el típico del que todos esperan que dé el salto pronto para poder demostrar que es un aficionado más y que de verdad siente los colores. No obstante, hablamos de la mayor promesa del West Ham en los últimos años en lo que a ataque se refiere.

Su carrera prometía, pero las cesiones dejaron patentes sus carencias para el fútbol de élite. En 2008 debutó por fin, y cumplió su sueño de hacerlo, con el West Ham, pero le faltaba un poco de “fogueo”, por lo que fue cedido en 2009 al Crystal Palace, pero en 18 partidos no anotó ningún gol, y eso, para un delantero, es pesado. En 2010 fue cedido a dos equipos de Championship también pero con la misma suerte, ningún gol en Coventry, y cero en Scunthorpe, jugando un total de 19 partidos.

En 2011 estuvo en la plantilla del West Ham, jugando poco, y anotando menos, no parecía que llegase la hora de anotar para Sears en el fútbol profesional, y la temporada siguiente fue cedido a un club de League One que peleaba por estar tranquilo en la clasificación, el Colchester United. Jugar sin presión le beneficiaría, y empezaría a marcar goles como futbolista profesional, su cuenta pendiente, y en 11 partidos anotó 2.

Tras acabar ese verano su vinculación con el West Ham, decidió seguir en Colchester, donde desde entonces se ha asentado en la titularidad y empieza a demostrar lo que verdaderamente es capaz de hacer, suscitando el interés de más de un equipo de Championship. A día de hoy cuenta 6 goles en 26 partidos, dos menos que al temporada pasada con 37 encuentros disputados.


A sus 24 años, aún puede recuperar el nivel que tenía en las inferiores y regresar, algún día, a la Premier League, sea de la mano del West Ham, del Colchester, o de otros equipo, quién sabe. 

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jueves, 13 de marzo de 2014


Esta semana analizamos a los sudamericanos del Elche. Son pocos, pero es de admirar la importancia que les ha dado Escriba en el club ilicitano. Subió el Elche este año y tiene muchísimas posibilidades de mantener la categoría, y parte de estas posibilidades son gracias a dos jugadores latinos importantísimos.

El central Damián Suárez, muy fuerte en defensa, esta jugando mucho con Fran Escriba formando pareja con el ex sevillista Botía. Jugar en defensa con el Elche es complicado por la condición que tiene el Elche, el luchar por salvar la categoría año tras año y para este objetivo es fundamental que el uruguayo de 25 años este a un gran nivel en la zaga ilicitana.

Papel esencial en este equipo para Carlos 'La Roca' Sánchez, el colombiano es pieza clave, es el eje del equipo, un mediocentro que abarca toda su zona. El ojo derecho del entrenador tanto en el Elche como con la selección.

Esperemos que estos dos jugadores ayuden y mucho para que un club tan grande con una afición tan buena como la del Elche salve la categoría.


Edu Santa Pau (@edu21santapau)

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